Eduardo Viteri Coronel, MD
Editor Clínico Jefe
Review of Ophthalmology en Español
Estimados colegas oftalmólogos:
En el vertiginoso mundo de la medicina moderna, nos encontramos ante una encrucijada que trasciende las fronteras de nuestra especialidad y se extiende a todos los ámbitos de la vida contemporánea. Los recientes Juegos Olímpicos de París nos han brindado una metáfora visual poderosa que ha resonado en las redes sociales y ha desencadenado un debate apasionado en nuestra comunidad médica.
La imagen viral que ha captado la atención mundial muestra a Yusuf Dikec, un veterano tirador turco de 51 años, quien ganó la medalla de plata en la prueba mixta de pistola de aire de 10 metros. La victoria de Dikec nos invita a reflexionar sobre nuestra propia dependencia de la tecnología en la oftalmología. ¿Estamos perdiendo habilidades diagnósticas fundamentales en favor de la comodidad que ofrecen los dispositivos avanzados? ¿O acaso estas herramientas nos permiten alcanzar niveles de precisión y eficacia que antes eran inimaginables?
En esta edición, exploraremos algunas facetas de este debate. Analizaremos cómo la tecnología ha revolucionado nuestro campo, desde los sofisticados equipos de diagnóstico hasta las innovadoras ayudas de Realidad Virtual que pueden beneficiar a nuestros pacientes con baja visión. Al mismo tiempo, examinaremos la importancia perdurable de las habilidades clínicas tradicionales y la intuición médica que ninguna máquina puede replicar completamente.
Los invito a sumergirse en estas páginas con mente abierta, a cuestionar nuestras prácticas actuales y a imaginar el futuro de nuestra especialidad. ¿Cómo podemos aprovechar lo mejor de ambos mundos para ofrecer una atención oftalmológica óptima a nuestros pacientes?
Que esta edición sirva como catalizador para un diálogo constructivo sobre el papel de la tecnología en la oftalmología moderna, recordando siempre que, al final del día, nuestra misión principal sigue siendo la misma: preservar y mejorar la visión de quienes confían en nosotros.
Un afectuoso saludo,
Dr. Eduardo Viteri